En relación con el rico complejo cultural que en Galicia rodea a la alimentación se puede mencionar su tradicional
hospitalidad, siendo usual que en caso de acudir a comer a casa de una persona de edad y de un entorno
preferentemente rural, ésta haga ostentación de su despensa, considerándose de buena educación ofrecer e insistir
al invitado para que no tenga reparo en comer en abundancia, pudiendo considerarse cierta descortesía el no aceptar
o creerlo señal de debilidad por enfermedad.
En la sociedad gallega, a pesar de los modernos hábitos globalizados, es muy valorado el comer en compañía, siendo
habitual ver cómo varios amigos se reúnen para compartir mesa y mantel, aún en las cotidianas jornadas laborales.
La sociedad gallega es, asimismo, muy aficionada a la celebración gastronómica, a veces pantagruélicas, y a
celebrar cualquier evento, acto o encuentro con una comida, desarrollándose numerosas fiestas gastronómicas, la
mayoría de las cuales tienen lugar durante los meses de primavera, verano y otoño, fechas en las cuales la
geografía gallega se llena de las más variadas celebraciones culinarias, quedando el consumo en invierno más
reservado al ámbito familiar, sobre todo desde la temporada navideña y hasta la previa a la Cuaresma (en la que
Galicia es muy celebrado el Entroido o ‘carnaval’), de gran acopio nutritivo.